Durante 2024, el gobierno nacional impuso un severo ajuste hacia el interior de las universidad con la drástica restricción de las partidas presupuestarias y el congelamiento de la política salarial. La consecuencia: un paulatino vaciamiento de las aulas debido a estudiantes que deben privilegiar entre cursar o sobrevivir, según el crudo testimonio de Joaquín Berrud, presidente de la Federación Universitaria del Comahue.

El dirigente universitario explicó que “el primer impacto lo tenemos sobre la cantidad y la calidad de las becas de ayuda económica. De los más de 35.000 estudiantes que tiene la UNCo, solo 1.000 accedieron a este tipo de ayuda. Y si por ordenanza debe cubrir la canasta básica alimentaria, hoy apenas llega a los 35.000 pesos, con vistas a aumentar a 40.000 pesos, debido al achique del presupuesto”.

En septiembre, la Canasta Básica Alimentaria medida por el INDEC en el Gran Buenos Aires fue de de 138.744 pesos, casi cuatro veces más que el monto de las becas. En esta semana se conocerá la actualización de octubre.

A esa necesidad se le suman “los aumentos permanentes en el valor del transporte y los alquileres. Por eso muchos estudiantes tuvieron que tomar la decisión de volverse a sus lugares de origen, con la esperanza de volver cuando todo esto mejor”, comentó Berrud.

Ante la situación de ajustes, muchos estudiantes se vieron empujados a privilegiar el ámbito laboral sobre el estudio: “están los que dejan; pero también los que deben disminuir la cantidad de horas de cursada. Entonces, en vez de cuatro materias se anotan en dos. Esto hace prolongar el tiempo de la carrera”.

En algunas materias, las inscripciones alcanzaron apenas al 50 % del promedio histórico. El titular de la FUC sostuvo que “esta política apunta al vaciamiento de la universidad pública”. Y enfatizó: “es una expulsión silenciosa, que a lo mejor no sale a la vista tan fácil, pero lo vemos en los datos. Muchos estudiantes han disminuido la cantidad de horas de cursado por motivos laborales. Privilegian la posibilidad de subsistir”.

Sobre los cuestionamientos realizados desde el seno del gobierno nacional a las universidades, el titular de la Federación destacó que “más que un diagnóstico es una proposición de deseos. Con el desfinanciamiento y el ajuste en los bolsillos de los trabajadores, esta política apunta al vaciamiento de la universidad pública”.

“Y si se vacía la universidad, si se resiente la cursada, los más golpeados son los sectores más humildes, los más pobres. Esta política tiende a dejar una universidad en la que solo pueda habitar un sector social determinado; una clase media que cada vez va desapareciendo”, explicó.

Y agregó: “estamos viendo que este gobierno nacional no busca remediar el problema y que los estudiantes se puedan quedar, sino que quiere ir corriéndonos en cuotas. Frente a las críticas de los estudiantes, la respuesta es el ninguneo”.